Quienes hayan estado últimamente al tanto de la actualidad deportiva habrán escuchado hablar de la Liga F. Para los que no, me refiero a La Liga Profesional de Fútbol Femenino, la máxima competición de fútbol femenino en España que, impulsada por el Consejo Superior de Deportes, inaugura el carácter de profesional esta temporada.
Para analizar la problemática que ha supuesto y supone he elegido el siguiente artículo, escrito por Alfredo Relaño en el Diario As en el día de hoy.
La Liga Femenina y el mercado
https://as.com/opinion/blogs/me-gusta-el-futbol/liga-femenina-y-mercado-n/
https://as.com/opinion/blogs/me-gusta-el-futbol/liga-femenina-y-mercado-n/
Lo he elegido porque contrasta desde un primer momento las diferencias entre mujeres y hombres en varios ámbitos del plano económico: las asistencias a los estadios (mucho mayores en el fútbol masculino, más allá de alguna excepción de partidos cuidadosamente seleccionados y en el que los precios de las entradas fueron de gratuitos a precios simbólicos), los ingresos televisivos (1900 millones de euros contra 7 millones de euros, lo que quiere decir que se viene pagando lo mismo por un partido de la liga masculina que por 270 de la liga femenina) o los salarios de los y las futbolistas (155.000 € al año contra 16.000 €). En definitiva, cifras que evidencian que hay mucho que recorrer hasta conseguir un escenario parecido a la igualdad.
¿Pero de dónde surgen estas diferencias tan amplias? Probablemente tengan su origen en los patios de los recreos. Siendo difícil asociarlas a una diferencia de sexo entre niños y niñas (básicamente porque a edades tempranas la diferencia física entre uno y otro sexo es prácticamente nula), encontramos el origen en como la sociedad ha desarrollado géneros que impulsan de una forma casi automática a los niños a dar patadas a un balón y a soñar con ser el nuevo Messi (generando ingresos a la Liga desde sus primeros años de infancia: comprando balones, cromos, camisetas, entradas para los estadios o pagando por los canales de televisión), y que frenan a las niñas a soñar con ser la nueva Alexia Putellas.
Si hablamos de estrategias a seguir para acabar con estas desigualdades de género creo que se está tomando el camino correcto al impulsar una Liga Femenina profesional y bien remunerada que lleve a las niñas a pensar que el fútbol les puede proporcionar un futuro digno, lo cual les supondría una gran motivación. Juntándolo a otras estrategias como potenciar el deporte base femenino en las escuelas a través de grupos mixtos, lo cual ayudaría a romper estereotipos de genero, o proporcionar más espacios a mujeres deportistas en la televisión pública, lo cual serviría para aumentar el valor del deporte femenino, se podrían dar grandes pasos en un período más o menos pequeño de tiempo.
Hoy por hoy, sin duda el artículo seleccionado muestra un panorama desalentador en términos de igualdad. Por suerte, parece que el panorama está empezando a cambiar. Aunque, por desgracia, aún queda muchísimo por recorrer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario